Lucesitas de mi vida...
domingo, 30 de junio de 2013
sábado, 29 de junio de 2013
The pursuit of happynes
Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tu tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto.
Gabriele Muccino, 2006.
martes, 25 de junio de 2013
Hugo
Martin Scorsese, 2011.
jueves, 20 de junio de 2013
martes, 18 de junio de 2013
Se arrienda
La vida debería ser siempre así. Aquí me siento tranquila, segura.¿A qué le tienes miedo? Al futuro, yo creo. Herir. Arrepentirme. Quedarme sin amigos. Quedarme sola. Echar de menos. Recordar...
Alberto Fuguet, 2005.
sábado, 15 de junio de 2013
El hijo de la novia
Este restorán lo empecé con Norma. Yo cocinaba, ella atendía: era un cuestión de dos. Me acuerdo que siempre discutíamos de porqué venía la gente, y ella decía que era por la cocina y yo decía que por su atención. Es que Norma era una cosa... ella sí que era la especialidad de la casa, con esa sonrisa que tenía, ¡Aquél cartel luminoso! Imagínate, entraba la gente y ¡bum!, se encontraban con esa pintura, y ahí aparecía la Norma verdadera: más alegre, más luminosa, y claro, el cliente pensaba que había entrado en, qué sé yo, en el paraíso por lo menos. Entonces ella pedía que la siguieran, que los iba a llevar a la mejor mesa. Eso se lo decía a todo el mundo, que los llevaba a la mejor mesa, y todos se lo creían porque si ella te llevaba, era la mejor mesa. Te hacía sentir como si fueras el único. Con Franceso nos reíamos porque cada vez que iba a la cocina, todos, eh, todos, mujeres, niños, hombres, todos, todos, se quedaban como embobados mirándola, no sabían si seguían en la Tierra, si era un fantasma, tenían miedo que no volviera. Y ahí volvía a sorprender: anotando todo ahí, junto a la caja, paradita como por arte de magia, como un ángel, mi ángel.
Juan José Campanella, 2001.
sábado, 8 de junio de 2013
Into the wild
Quería movimiento, no una existencia sosegada. Quería emoción y peligro, así como la oportunidad de sacrificarme por amor. Me sentía henchido de tanta energía que no podía canalizarla a través de la vida tranquila que llevábamos.
León Tolstoi
León Tolstoi
martes, 4 de junio de 2013
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